noviembre 24, 2006

Ministros del Señor

En una emotiva Eucaristía, fueron nombrados ministros de comunión 10 papás del colegio, quienes fueron preparados por Manena Barros durante el año. Se unen a muchos otros ministros que se han preparado en el colegio, los primeros hace unos 6 años, y desde hace 2 años se han empezado a incluir a alumnos que ya han recibido su confirmación.
Algo impensado reflexionaba el Padre Carlos en su predica cuando el era mas joven, incluso recordaba que había que confesarse cada vez que se recibía el cuerpo de Cristo. Cuando el padre Delaney llegó por primera vez al colegio, por el año 1946, habían unos 14 sacerdotes, la mayoría de ellos jóvenes y podían atender a la comunidad, sin embargo la Iglesia advierte la cada vez menor cantidad de sacerdotes y desde hace años forma como ministros a personas que no se han consagrado a la vida religiosa.

Este ministerio permite llevar la comunión a quienes lo necesitan, pues hay muchas familias en que no reciben la ecucaristia en mucho tiempo. Es así como hace años se inició la Pastoral de Enfermos, que dirige el Padre Carlos, y que lleva el cuerpo de Cristo a muchos enfermos de nuestra comunidad. Allí donde hay un enfermo, o cuando una persona está muriendo se debe estar. Un pastor no abandona a sus ovejas, y cuando un miembro de la comunidad recibe la visita o el llamado de una persona, aún cuando sea breve, se representa la presencia del Señor, pues detrás de ese llamado hay un gesto de amor.

¡Estamos sembrando esperanzas en la esperanza! afirma el padre Carlos cuando formamos
ministros a nuestros jóvenes, y ellos piden mas formación espiritual, así se lo hacen saber los alumnos al sacerdote, y este reflexiona diciendo y pensar que algunos creen que los jóvenes no tienen hambre ni sed espiritual.
Por último nos deja una reflexión que queda resonando, ...la sabiduría es el amor perfecto, es la culminación de todo lo demás.
Damos gracias al Señor por estas personas, que con nuestras mismas ocupaciones y demandas de la vida actual, dan muestras palpables de la presencia del Señor en medio de nosotros con su servicio generoso y con su ejemplo de abrazar la cruz.