La Vigilia de Pentecostés:

Acto seguido celebramos la Misa, donde juntos cantamos, pedimos perdón, glorificamos a Dios, escuchamos su Palabra, pedimos por las necesidades de la Iglesia y del mundo, ofrecimos lo que somos, dimos gracias a Dios y nos alimentamos con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Esta magnífica Vigilia terminó en el patio de baldosas compartiendo unas ricas sopaipillas con un vaso de café.
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